“No hay hoteles malos, lo que hay son malos contratos” afirma uno de nuestros mejores clientes. En efecto, un contrato de arrendamiento es una operación de riesgo, tanto para el arrendador como para el arrendatario. Un riesgo mucho mayor que arrendar oficinas o viviendas. Para un hotel la renta es, sin duda, la partida más importante de su Cuenta de Resultados. La mayor parte de su margen de explotación se va al pago de la renta. Por ello, es también un riesgo para el arrendador al concentrar su inversión en un solo cliente y por largo tiempo.
Elegir cuidadosamente arrendador y arrendatario, definir las distintas variables que rigen el contrato, saber valorar de modo adecuado los componentes de renta fija y variable para que ambas partes se beneficien del éxito si lo hay, es algo crucial para la plena satisfacción de las partes. BurgMaster Hospitality Consultants gracias al conocimiento de numerosos operadores y a la experiencia en la resolución de múltiples contratos habitualmente lo consigue.