(Aumentan las voces que advierten de que la llegada masiva de visitantes a Catalunya y Barcelona no siempre es una aportación económica positiva) Josep- Maria Ureta
Salvador Anton – izquierda - y Joan Bóveda, el pasado miércoles.
Tres hechos conocidos durante y después de la campaña electoral -y el vuelco que han dado los votantes a las opciones dominantes- han tenido como telón de fondo una de las actividades económicas que en Catalunya se consideran básicas, la recepción de millones de turistas. Primero: los elementos de presión política, sin duda propiciados por la minoría sigilosa tan bien asentada en Barcelona, para que se firme cuanto antes la prórroga del contrato con la empresa privada Mobile World Congress (MWC).